Falta de conciencia ambiental
- mariapantia
- 10 nov 2015
- 4 Min. de lectura

“la conciencia ambiental” es entender cómo influyen las acciones de cada día en el medio ambiente y como esto afecta el futuro de nuestro espacio. Sin ser alarmista, conciencia ambiental, por ejemplo, es entender que si yo, ciudadano común, derrocho algún recurso natural , como puede ser el agua , mañana cuando quiera volver a utilizarlo ya no voy a poder. Muchas veces, al hablar de problemas ambientales se nos viene a la cabeza la destrucción de la capa de ozono, el calentamiento global, el alarmante aumento de la generación de residuos, pero no vemos una relación directa entre nuestras acciones diarias y estos acontecimientos.
La conciencia ambiental se logra con educación, a todos los niveles de la sociedad en todo momento en todo lugar, hay que educar para poder concientizar, desde el jardín de infantes hasta los abuelos/as, todos tienen derecho a entender cuál es el problema ambiental y porque es importante la acción de cada uno de nosotros.
En las universidades, colegios, centros de capacitación no solo es importante impartir conocimientos teóricos sobre la temática, sino también llevar adelante iniciativas y programas para que los alumnos y todos los que transitan por esos espacios vean la facilidad y la importancia de este tipo de acciones. Muchos proyectos ambientales requieren poco esfuerzo y nulos costos. “Es una cuestión de decisión más que económica".
La situación ambiental de Colombia se caracteriza por: Un deterioro agudo del ambiente físico -biótico y social de los diferentes procesos económicos que en Colombia se han entendido como desarrollo durante los últimos cincuenta años. Deterioro que se traduce en pérdidas del potencial natural, en desaparición de recursos naturales, en degradación de los asentamientos, en pobreza crónica, en acumulación de riqueza, en corrupción, en violencia, en inseguridad y en insurrección; situaciones que a su vez generan mayor deterioro ambiental en un círculo vicioso difícil de romper que mueve continuamente hacia situaciones más críticas.
La aparición de procesos difícilmente reversibles como la urbanización de suelos con potencial agropecuario en la Sabana de Bogotá y en el Valle del Cauca, la reducción en un 90 por ciento de la pesca en el río Magdalena, la desertificación de partes del Valle del Cesar, la intoxicación con mercurio de los lechos de los ríos Cauca y San Juan, la pérdida de la biodiversidad en el Valle del Cauca, en el Medio Magdalena y en el piedemonte llanero, la destrucción casi total de los bosques secos tropicales de la costa Atlántica y la contaminación con agroquímicos de los arrecifes de coral.
Lo anterior ha sucedido a pesar de que Colombia tiene el mejor historial de construcción de instituciones ambientales en toda América Latina.
La situación de pobreza que genera explotación para la supervivencia: La existencia de pobreza y de bajos niveles de educación en nuestro país genera un consumo intensivo de recursos naturales y no permite que la población acceda a tecnologías que sirvan para hacer un uso adecuado del entorno. Tal es caso de ciertos campesinos que se ven obligados a usar plaguicidas y fertilizantes para poder subsistir de sus cosechas, trayendo desequilibrios a la fauna y la flora, destruyendo insectos, intoxicando al ganado, las especies acuáticas e incluso al hombre.
Consecuencias Pérdida y deterioro de recursos naturales: Importantes recursos como los arrecifes coralinos denotan graves daños en la costa del Caribe y en la de San Andrés; otros como los manglares y barreras naturales de protección han desaparecido en amplias zonas del Caribe.
Disminución de la calidad de vida por contaminación: Aunque se desconocen con exactitud las cifras de enfermedades y mortalidad asociadas con las causas ambientales, es bien conocida la situación de contaminación sonora, atmosférica e hídrica que sufren los centros urbanos. El aumento de patologías y muertes por diarrea, enfermedad gastrointestinal, cólera, malaria y dengue hemorrágico, es directamente proporcional a la falta de suministro de agua potable, a las pésimas condiciones de saneamiento ambiental de gran cantidad de municipios y a la inadecuada disposición de basuras y residuos tóxicos.
Desarticulación de los procesos culturales con la causa ambiental: Las políticas y programas de desarrollo no toman en consideración al medio ambiente; tal es el caso de la construcción de infraestructura y carreteras que no contempla su impacto en el entorno o las reformas agrarias que desde mitad del siglo XX han propiciado la tala de bosques para abrir las tierras a la agricultura con la idea de que la abundancia en nuestras selvas no se agota.
-Actualmente en Colombia se deforestan alrededor de 300 mil hectáreas anuales de bosques, de las cuáles 80 por ciento se destina a colonización.
-A pesar de la riqueza de aguas, aproximadamente el 14 por ciento del territorio nacional sufre de escasez de este recurso, por mal manejo de cuencas hidrográficas y contaminación.
-Sólo el 5 por ciento de los municipios hacen algún tratamiento a las aguas servidas y a vertimientos industriales.
-En Colombia se originan 123 millones de toneladas de gases anuales por deforestación y quema para preparar terrenos agropecuarios, representados en una emisión percápita de 4.5 ton. por habitante, sólo superada por países como Australia y Canadá. Cuando la emisión anual supera las 3 ton, debería disminuirse por lo menos en un 3 por ciento anual y no aumentarla como está sucediendo, lo que significaría cambiar totalmente las tasas de deforestación y modificar las costumbres de colonos y campesinos.
-Los sectores industrial, agropecuario y doméstico producen aproximadamente 8.950 ton. diarias de materia orgánica contaminada y diariamente se descargan al entorno natural 4.5 millones de m3 de aguas residuales.
-Tan sólo 7 capitales de departamento cuentan con rellenos sanitarios, aunque no funcionan en las mejores condiciones; en las demás capitales, los métodos usados son enterrar los residuos, dejarlos al aire libre o descargarlos en corrientes de agua. Los residuos explosivos, inflamables o patógenos deben ser manejados en forma diferente pero en nuestro país se conducen junto con los otros residuos en forma indiscriminada.
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